sábado, 23 de febrero de 2008

Harry potter y el heredero de Slytherin

Una visita inesperada
Como siempre era un nuevo día en la avenida 4 de Privet Drive. Este año, Harry cumplía 17 años. Ahora estaba mas alto, sus ojos verdes brillaban como nunca antes lo habían hecho, su cabello negro disparado hacia todas direcciones y unos mechones de pelo le caían sobre sus ojos haciendo que luciera más apuesto, y no había que olvidar tampoco el hecho que su delgadez había ido desapareciendo, haciéndolo ver más esbelto y atlético, sin olvidar mencionar los ensayos que hacia de Quidditch cuando estaba en Hogwarts y las tareas domesticas que tenia que hacer en casa de sus tíos lo mantenían en forma. Mientras que Harry pensaba en Hogwarts y como seria este próximo año acostado en su cama sus pensamientos se vieron truncados por los gritos mañaneros de Tía Petunia que siempre daba haciendo retumbar por la casa, hasta hacer que Harry se olvidara de sus pensamientos.
- Venga!,levanta¡ hacer el desayuno. ¿Siempre tienes que hacer el vago?- Sí, tía Petunia - respondió con asco.- Hoy toca bacon ¡Pobre de ti que se te queme!- Muy bien, tía Petunia.- ¡Venga! - chilló ésta.
Siempre tocaba bacon, no entendía porque razón le repetía todas las mañanas, era el desayuno que más le gustaba a Dudley. Después de vestirse con lo primero que encontró, salió de su habitación para dirigirse a sus labores impuestas.
- Buenos días.
Dijo Harry más por obligación que por costumbre. No era primera vez que no recordaban su cumpleaños y esta no seria la excepción. Al entrar a la cocina vio a tía Petunia que estaba a punto de ponerse a freír un par de huevos. Tía Petunia murmuró y éste ya se podía dar por contento, pues eso sería lo más amable que oiría durante la semana antes de volver a Hogwarts.- ¡Con un poco más de ganas chico! -lo riñó tía Petunia.- desde que volviste de ese maldito colegio que tienes una cara de asco y todo los haces con tan pocas ganas... ¡yo ya te espabilaría!- Sí, tía Petunia.- puso dos trozos de bacon a la paella para freírlos.
Cada mañana era lo mismo, con amenazas, pero Harry había aprendido a controlarse, tan siquiera las oía, pues le rebotaban.- ¡Buenos días, rey de la casa!
Tía Petunia intentó estrujar a Dudley contra su cuerpo cuando apareció por la puerta de la cocina, pero fue inútil, pues sus delgados brazos no podían ni rodear la mitad del enorme cuerpo de éste.
- ¡Sí que te has levantado temprano!- Es que no puedo dormir mami... -hizo una mueca que intentaba ser el principio de un llanto.- Pobrecito mi Dudley...
Le acarició los enormes rizos rubios que hacían la función de cabellos, o al menos lo intentaban.
- Explícale a mamá que le pasa al rey de su corazón...-Toda esa dulzura le daban espasmos a Harry, era tan exagerada tía Petunia con Dudley, esto no lo llegaría a entender nunca, amor de madre, sí, por supuesto, pero hasta un límite.
-He sido yo Petunia el que lo despertó. Sabes que hoy es un día muy importante para nosotros, firmare uno de los contratos más importantes de mi vida y todo tiene que ser perfecto para esta noche.- Dijo tío Vernon
-Pero Cariño lo sé, pero no hay que pagarlas con Dudley.
- Pero tenemos que empezar cuanto antes con los preparativos, tu chico que miras.- Mirando a Harry.- Tienes que estar todo el dia aquí has algo útil.

Harry termino de lavar los platos del desayuno lo mas rapido que pudo, y se fue a casa de la señora Figg. Dos manzanas más abajo se encontraba la casa de la señora Figg, vieja y abandonada, llena de gatos que maullaban muy tranquilos. Llamó a la puerta y al instante apareció una cara arrugada y envuelta de cabellos blancos.- Buenos días hijito... pasa, pasa... acabo de hacer unas galletas de cereales... pasa...- Buenos días.-asqueado por el olor a col que le empezaba a entrar por la nariz.
- ¿Es mi imaginación o cada día estás más delgado? –Sonrió. pronto estarás tan delgado que no podremos verte.- se rió de su propio chiste.Harry murmuró algo por dentro que ni tan sólo pudo entender él mismo. Como siempre, lo dejó sentado en una de las puntas de su viejo y descolorido sofá verde que tenía en la sala, el tradicional álbum de fotos de sus gatos ya muertos, mientras que ella iba a la cocina a buscar sus galletas.Volvió con las galletas que había hecho pero pronto sé tubo que ir para ir a buscar algo para refrescarse. Harry suspiró y volvió a ojear las fotografías que ya se sabía de memoria, Peludo con una pelota nueva, Manchas con un lazo rosa, Risueño envuelto de hilo... hasta que llegó al final, pero ¿se podría saber donde había ido esa mujer a buscar los refrescos? ¿A la China? Pues ya se podía quedar... de pronto se fijó en una cosa que nunca le había llamado la atención, las tapas del álbum eran de piel roja y la tapa final estaba forrada de papel marrón, apoyó los dedos y palpó un pequeño bulto, como si debajo hubieran escondidas más fotos, escondidas… esa era una de sus palabras favoritas de Harry, juntamente con romper las normas y misterioso, fue acariciando el papel hasta llegar a la conclusión que era un sobre, el cual podía contener más fotos de gatos, Harry suspiró aburrido, pero la curiosidad pudo más y casi sin darse cuenta, hizo un pequeño agujero, ese papel era tan viejo que era muy fácil de romper; se quedó quieto tratando de escuchar a la señora Figg, oía ruidos por la cocina, supuso que estaría dando de comer a sus gatos, y con el dedo índice hizo más grande el agujero hasta que salió un sobre beige y arrugado, con mancas de humedad, no había nada escrito, pero contenía alguna cosa, como ya estaba abierto al fin y al cabo, en un buen lío se había metido, pues había destrozado el álbum de fotos de la señora Figg, así que extrajo el contenido del sobre y tal como se lo imaginó eran más fotos, una de ellas mostraba a una muchacha que sujetaba un gato de color blanco con manchas negras y en la otra se veía a un hombre y una mujer, la mujer sujetaba el mismo gato de antes y el hombre era mayor, mucho más mayor, con una barba larga de un blanco plateado y gafas de media luna, era Albus Dumbledore.
Harry se sorprendió tanto que dejó caer el álbum al suelo, se quedó quieto esperando a que la señora Figg apareciera y lo riñera por haber puesto la nariz en asuntos que no eran de su incumbencia, pero sólo escuchó como desde la cocina le pedía que tuviera un poco de paciencia, que estaba preparando zumo de limón; Harry suspiró y observó detenidamente esas fotos, las dos eran mágicas, pues los personajes que salían se movían, la fotografía donde salía Dumbledore tenía el fondo de una casa rodeada por un patio de flores donde, de vez en cuando, salía algún que otro duende corriendo como alma que lleva el diablo, Dumbledore rodeaba con su brazo derecho la mujer de su lado, de mediana edad, con muchos cabellos negros que rodeaban su cara con el gato... gato que le parecía haber visto antes, cogió de nuevo el álbum y lo ojeó hasta encontrarlo, era el primer gato que tubo llamado Albus ¡Claro! ¿Cómo podría ser posible que no se hubiera dado cuenta en todos estos años? Una vez le contó que su primer gato se lo regaló una persona muy especial para ella y que hacía mucho tiempo que no la había vuelto a ver pues se había mudado a la avenida Privet hacía ya dieciséis años...
- Perdona hijito... siento haber tardado tanto... la limonada está un poco ácida, pero es fres... -se calló cuando vio a Harry con las fotografías mágicas en sus manos.
- ¿Estudio en Hogwarts?
- Si eso hace años, también soy bruja como tú, pero la magia hace mucho que la deje. Pero basta de charla y más cuando hay cosas que hacer.
- ¿Y por qué no me lo dijo? -Le reprochó.- Porqué nunca me lo preguntaste.
De golpe, le pareció como si la señora Figg hubiera rejuvenecido veinte años y se sentó a su lado, cogió el álbum de los pies de Harry y de su manga sacó lo que parecía una varita vieja y algo rasgada
- ¿me devolverás las fotografías? Simbolizan mucho para mí...Harry se las volvió aún con la boca abierta por la sorpresa. La señora Figg cogió el sobre e introdujo las fotos y con un golpe de varita y un hechizo y reparó el álbum como si Harry nunca lo hubiera tocado, pero lo había hecho...- Albus me dijo que nunca sabrías la verdad... pero eres igual que tu padre, yo estaba segura que lo terminarías descubriendo, aunque debo serte franca, la verdad es que me has defraudado un poco, durante todos estos años lo único que he hecho es darte pistas... me pensaba que serías un poco más listo ¡a veces vas como un cohete! -le reprochó con una sonrisa.
- ¿Usted es bruja?-Venga Harry, a veces pareces burro chico.... ¿a ti que te parece? - Harry afirmó con la cabeza, manteniendo aún sus ojos abiertos como naranjas.- Pero... ¿y mi madre?- ¡Oh sí! ¡Lily y Sabrina! Las mejor alumnas que tuve, sin duda.- ¿Alumnas? ¿Sabrina?- Sí, yo fui profesora de transfiguración durante muchos años. -alzó la cabeza como si ese acto la ayudara a recordar mejor.- fue una gran alegría cuando escogieron a Albus como director de Hogwarts ¡una gran alegría! –Sonrió. -entre tú y yo, el mejor candidato de todos...- Pero... ¿y mi madre? ¡y mi padre! ¿Usted lo sabía todo y no me dijo nada? ¡¿Por qué?! ¿y quien es esa Sabrina?.-Preguntó Harry desesperado.- Haces muchas preguntas hijito... demasiadas... y yo ya estoy muy vieja para contestar.
Se levantó y le ofreció una escoba a Harry.
- Y ahora ¿Qué te parece ir al jardín delantero a sacar todas las hojas muertas? Parece un campo de reclusión... -y rió de su propia gracia, de golpe volvió a envejecer, a ser la señora Figg de siempre.
Harry salió al patio y casi se cayó del susto al ver el montón de hojas que había, murmuró y se puso manos a la obras, habían bien, bien dos dedos de hojas muertas pegadas a las malas hierbas, por suerte acabo antes de la cena y así sus tíos no tenían excusa de dejarlo sin comer.
- ¿Petunia estas asando el pavo? ¿Dudders estas probándote tu chaqueta nueva? ¿Y tu? -Gruño dirigiéndose a Harry. -¿Has ensayado lo que tienes que hacer?- Si. -dijo sarcásticamente el aludido, colocando los platos sobre la mesa. - Bien. Ahora las reglas para esta noche. Y espero que nadie lo arruine como lo fue la ultima vez.-Volvió a rugir tío Vernon mirando hacia Harry quien había empezado a colocar tocino en los platos.- Bien, Petunia ¿recuerdas lo que tienes que hacer?- Si, recibir al señor Spencer, invitarlo a pasar a la sala de estar, servirle un ron con almendra, y preguntarle que tal a estado su vida, mientras que tu te preparas para hacer una entrada triunfal con tu nuevo traje de gala cariño.- Bien, y tu Dudders.- Leerle al señor Spencer mi nueva poesía dirigida exclusivamente y únicamente a el, por ser mi héroe y hacerle unas cuantas reverencias mientras tu preparas tu entrada triunfal con tu nuevo traje de gala, papa.- Excelente, ¿y tu? -Rugió nuevamente dirigiéndose a Harry.- Mantenerme callado, no hacer ruido y hacer como que no existo.- Dijo como si fuera un chiste muy repetido.-Bien. Y espero que cumplas esta vez, condenado muchacho, ya que la ultima vez me arruinaste la cena, perdí un gran contrato y arruinaste el vestido de la señora...- Sí, lo sé. Y ya dije que no fui yo. -Replico Harry hastiado.
- No... menciones... a lo que viste... en... esta... CASA. - Gruño tío Vernon nuevamente apuñalando el cuchillo en la mesa.- No pongas nervioso a tu tío, mocoso.- Dijo tía petunia abrazando a su marido, mientras que el gordo de Dudley lo miraba desafiante.- Ya tiene bastante como para estar aguantando todas tus estupideces.- Esta bien, si les molesta tanto entonces mi presencia aquí, me retiro a mi habitación.- Dijo burlándose Harry haciendo una reverencia como la que hizo Dudley.- ¡No te vallas! -Gruño tío Vernon rasgando el mantel con el cuchillo. -¡Aun tengo cuentas que arreglar contigo mocoso insolente!- Bien, ya las hizo señor Vernon. Con su permiso me retiro. -Volvió a burlarse poniendo cara de sabelotodo, y se fue riéndose a su habitación escuchando los gruñidos de tío Vernon desde la cocina. Se había quedado sin cenar pero valió la pena después de todo le planto cara a su tío.
Ya era tarde, aproximadamente las ocho de la noche, y ya la casa sé ponía pesada, tío Vernon corría de un lado a otro gruñendo porque no estaba su corbata, Dudley pasaba de dos en tres pateando la puerta del dormitorio de Harry para que este se enojara y a su vez tío Vernon se enojara con Harry por meter ruido. Tía petunia por su parte vestía un ridículo vestido rojo de seda vieja que tenia guardado para ocasiones especiales, y decoraba su cuello con perlas percudidas por el tiempo, sin mencionar antes los ridículos zapatos viejos de color rojo, y un ridículo moño que hacia saltar un florero sobre su cabeza. Todo esto mientras revisaba el pavo con jugo de naranja al cognac que tenia en el horno y a su vez decoraba un budín de guindas con almendras y nueces que tenia sobre el refrigerador, esta vez con alarma.Un auto muy elegante se estaciono frente a la casa, dos personas se bajaron de el.- Papa, ¿era necesario venir a esta... casa? - Dijo una joven voz femenina mirando a la casa con recelo.- Si, discúlpame Ktrin, pero no pensaba venir solo, ya me imagino lo que hará Vernon.– El hombre hizo una mueca imitando a Tío Vernon.- “Señor, Spencer, que placer, honor y buenaventura tenerlo en mi casa, es todo un placer, oh, pero que bien se ve esta noche señor, ese traje debió de haberle costado una fortuna".- Termino el hombre haciendo otra mueca con la mano y hundiendo el cuello. La joven se río...- Hay, papa... si no fueran como me los han descrito de seguro tendría un gusto en venir aquí, pero después de lo que me has contado, creo que seria divertido verlos cómo son...- Los más pelotas que he visto querida... - Río el hombre.
Que luego se acerco con la joven hasta la puerta de la casa. Toco el timbre, unos gritos se escucharon de arriba.- ¡¡ya llego, Petunia por favor, ves a abrir la puerta, y recuerda lo que te dije! ¡¡Dudley a tu posición! ¿Me veo bien? ¿Causo impresión, celos? Sí, gracias...La puerta de entrada se abrió, la tía petunia, (ridículamente vestida) abrió la puerta y antes de que hiciera su papel, abrió mucho los ojos, fijándose en la joven que venia con el caballero, la chica sonrío.Era hermosa, tenía el pelo largo de un color café chocolate, al igual que sus ojos, y vestía... muy coquetamente. Su pantalón era de color negro bastante ajustado y terminaba en forma de campana y un chaleco de color negro con una luna resaltando su figura que era muy esbelta, y en su cuello adornaba un relicario plateado con un corazón partido por la mitad.
- Este... ¡señor Spencer! ¡Que honor tenerlo aquí con nosotros! Por favor entre a este humilde hogar. -dijo tía petunia haciendo una reverencia.- Encantado, señora. -dijo el hombre besando la mano de tía petunia.- Hermosa casa, muy hermosa.- dijo mirando de reojo el hombre, como tratando de recordar un guión o algo parecido.- ¿ y esta hermosa señorita es?... ––dijo tía petunia mirando con recelo a la joven tratando de simular simpatía- ha, disculpe, mi hija, Ktrin...
- Ktrin Spencer, encantada. -Dijo la joven entregando la mano para saludarla, tía petunia la toco solamente con los dedos.- ¡señor, Spencer, no puedo creerlo esta usted aquí!-Dijo Dudley, con su enorme barriga afuera y el cuello rebalsándose por los costados de la camisa.- Permítame decirle señor que es un honor tenerlo aquí en nuestra casa, permítame leerle este poema que...- No es necesario muchacho, con tu presencia de caballero me es mas que suficiente.- Dijo, el hombre palmoteándole a Dudley el hombro.- Ha, si esta es mi hija, Ktrin, supongo que te agradara conocerla...
- Dudley... Dudley Dursley. -dijo el gordo niño mirando atónito a la joven y besándole la mano babosamente.- Si, claro, el honor es mío... -dijo Ktrin, limpiándose la mano con asco mientras del mismo modo miraba a Dudley.Mientras conversaban en la puerta, esperando a que tío Vernon bajara, Harry jugaba con una pelotilla saltarina que llegaba hasta el cielo, que, sin querer se le escapo de las manos y abrió la puerta cayendo por las escaleras. Harry rápidamente bajo a buscarla y se escucho un ruido sordo que solo una persona en el corredor alcanzo a escuchar, Ktrin, quien miro de reojo a la escalera, mientras que tío Vernon hacia su entrada triunfal por la cocina.- Señor Spencer, que placer, honor y buenaventura tenerlo en mi casa, es todo un placer, oh, pero que bien se ve esta noche señor, ese traje debió de haberle costado una fortuna. -dijo tío Vernon, mientras que el hombre saludaba sin gracia, como si supiera lo que diría.- El placer es mío Vernon, que hermosa casa. ¡Oh! Aquí esta mi hija. k.. ¿Ktrin? -La chica aun miraba la escalera dudosa, cuando escucharon que la llamaban.-¡¡Ktrin!!- Voy.-dijo saliendo de sus pensamientos, aun mirando al final de la escalera que daba al segundo piso.-¡ah, Ktrin! , Vernon, esta es mi hija, disculpa que allá venido con ella pero es que no tenia con quien dejarla, y es muy traviesa si la dejo sola. -El hombre le guiño un ojo a su hija, quien se río maliciosamente.-encantado señorita...-¡Ktrin! -–Dijo alegremente la joven mirando con asco como a Dudley se le caía la baba mientras la miraba.
- Encantado señorita, muy hermosa por cierto.-dijo tío Vernon haciendo un gran esfuerzo por parecer complaciente.
- Gracias, oh, disculpe, ¿me podría decir donde esta el baño?.- dijo la joven inocentemente, mientras todos se miraban.- Sí, claro, en el segundo piso tesoro. -dijo tía petunia tratando de ser amable con la hija del jefe de su marido.- Gracias.
La joven subió sigilosamente la escalera, mas, su intensión no era ir al baño si no descubrir quien más había en la casa. Cuando llego al segundo piso encontró muchas habitaciones abiertas excepto la última, que sé cerro de golpe. Ktrin corrió sigilosamente hacia esa puerta.- ¿Hola?-Golpeo.
- Hay alguien aquí... –no hubo respuesta–. Bien entonces entrare yo...La joven giro el pomo de la puerta y empujo la puerta y entro a la habitación. Encendió las luces.-¡guau! -Exclamo la joven dirigiéndose a Hedwig. -una lechuza ¡Es hermoso! Pero... ¿qué haces aquí, encerrado? ¿No te dejan salir estos monstruos? -Hedwig asintió alegre ante la visita de la muchacha, como si la conociera.- Déjame liberarte ¿quieres? -Hedwig asintió. La chica se saco una horquilla del pelo y abrió la cerradura, que tenia Hedwig en la jaula.- Ahora, vete. ¿Debes tener hambre? Date un buen banquete. Ándate a dos calles de aquí, atrás una vieja casa. Ahí podrás encontrar algo. Hedwig hululo, picando a la chica en oreja, como lo hacia con Harry, y salió por la ventana.
-Monstruos, como pueden dejar a un animal tan hermoso encerrado aquí arriba.
Ktrin estaba concentrada en el vuelo lejano de Hedwig que escapa hacia el horizonte de la oscura noche, cuando otro ruido sordo se escucho dentro de un ¿armario? La joven se acerco y abrió la puerta sigilosamente, para encontrase con su sorpresa a un muy escondido Harry.
- Hola. -Dijo Ktrin alegremente.- ¿Quién eres? ¿Por qué no bajas?- Lo tengo prohibido.-Dijo Harry.- No puedo bajar. No puedo arruinar la cena de tío Vernon, tú también deberías bajar, si no me hacharan a mí la culpa por encerrar a las hijas de los jefes en mi dormitorio.La joven sonrío.- No me interesa bajar. Tu pareces diferentes a esas personas.- Harry río por la manera en que ella se dirigió a los Dursley.- Bien, ¿por qué no sales? Al menos así podré hablar con alguien. Aunque lo siento por papa. Él me pidió que lo acompañara abajo. -Río la joven.- bien sale a la luz, no creo que sea cómodo quedarse ahí bajo la ropa sobre tu cabeza.
Ktrin le ofreció la mano para que se levantara. Harry tomo la mano de la chica y se levanto de las sombras del armario, su pelo estaba revuelto y le hacia notar la cicatriz. Había quedado sorprendido por la belleza de la muchacha, ya que debajo del armario, no le había visto la cara.- ¿cómo... como te llamas?
- Harry... Harry Potter...- ¿Y donde están tus padres? No creo que por gusto estés con esos tíos tan raros que tienes.
- Ellos murieron cuando yo era muy pequeño.- Lo siento... (la sonrisa de la chica desapareció y eso lo entristeció).- No, no importa... lo tengo superado- Mi Madre también murió... Fue hace dos años, dice que tengo sus mismos cabellos y ojos.- Harry los miró.- ¿Cómo te hiciste esa cicatriz?- Haces muchas preguntas.- Lo siento, ya me lo dicen pero no lo puedo evitar, soy demasiado curiosa, perdona...- En el accidente en que murieron mis padres. Nunca nadie de este mund... quiero decir de esta ciudad se había fijado en ella, eres la primera.- Es que es muy poco común. Por eso. -Dijo tímidamente.- Este... te quiero agradecer por lo que hiciste con Hedwig. -Dijo tratando de cambiar el tema.- ¿Cómo la liberaste? Me ha sido imposible abrir ese candado sin la ayuda de la ma... quiero decir con todo lo que he probado aun no lo había podido abrir.- Bueno, tengo mis técnicas. -Dijo Ktrin haciéndose la interesante.- ¿y... Que haces aquí....? -Pregunto Harry sonrojando.- Bueno, encontré curioso, que en una familia tan rara... quiero decir latosa no allá algo entretenido. Se me ocurrió que podarían tener un perro o algo ya que escuche un ruido desde abajo, y te encontré a ti y me pareces muy agradable. - Le miro a los ojos.
- ¡Ktrin, cielo, baja a cenar!- Se escucho desde la entrada de la casa.- ya, voy... -grito Ktrin desde arriba.- Si, bien... ¿te tienes que ir? -Pregunto mirándola de reojo con lastima.- Si, pero estoy segura de que nos volveremos a ver...- Harry estaba rojo hasta las orejas, Ktrin rió.- ¿vendrás otro día? -Pregunto esperanzado.- Seguramente. ¿Quién sabe? El destino hace muchas jugadas...- Harry se quedo mirando a la joven mientras avanzaba hacia la puerta.-¡oye!-Ktrin lo miro.- ¿Cómo... como te llamas?-¿qué no te lo he dicho?- No.- respondió sonrojado.- Ktrin... me llamo Ktrin Spencer...Bien, entonces seguramente nos veremos... -Dijo abriendo la puerta despidiéndose con la mano y saliendo.
-¿Ktrin? -Se pregunto Harry cuando la joven cerro la puerta.
-¡Bien Vernon! Esta muy bien, el contrato lo firmaremos mañana a primera hora.- Claro, señor Spencer.- dijo tío Vernon rojo hasta las orejas.
- Vaya, niña, ¿qué paso allá arriba? ¿Algo emocionante en el baño?- Sonrío el hombre.- No papa. Hay una ventana que da hacia la ciudad, me entretuve viendo las estrellas. -Mintió.La cena siguió su curso y la verdad fue muy aburrida, mientras Harry la paso encerrado en su habitación.

- Petunia, debo decir que la comida estuvo deliciosa, sin retirar lo maravillosa que esta noche se veía. -Le beso la mano, y tía petunia dio un respingo.- Y usted caballero.- dijo dirigiéndose a Dudley.- Me complació verlo tan amable esta noche, muy pocos niños son así.-Dudley garraspio. - Papa,... -dijo Ktrin cogiéndolo del brazo.- Bien, nos vamos entonces. Adiós Vernon, nos vemos mañana. Señora, caballero. -dijo dirigiéndose a tía petunia y a Dudley moviéndose el gorro.- Hasta pronto.Ktrin con el señor Spencer se subieron al auto y partieron rumbo a una hermosa mansión en las afueras de la ciudad...-¿qué te sucede Ktrin has estado muy callada en el camino? ¿Sucedió algo en la casa de los Dursley?- No nada, no te preocupes.-Dijo triste Ktrin agarrándose el relicario.- A mi no me engañas hija. ¿Qué sucedió?- Me encontré con alguien en la habitación mas alejada de la casa, escondido.- ¿escondido? No lo dudo ¿con quien cielo? ¿Algún animal enjaulado? ¿Algún perro?- No... con una persona...–Ktrin bajo la cabeza.
- ¿Y como se llamaba?
- Harry es muy guapo... –respondió sonriente Ktrin y luego se puso roja.

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